lunes, 11 de junio de 2012

Estrategia didáctica para estimular el aprendizaje de Matemática en la escuela secundaria


Para comprender la esencia del proceso de enseñanza – aprendizaje en la escuela secundaria básica, en particular en la enseñanza de la Matemática es necesario analizar algunos conceptos y algunas de las exigencias de la enseñanza de la ciencia y en particular de la enseñanza de la Matemática en el ámbito internacional.

Fundamentos psicopedagógicos de la estrategia didáctica

El aprendizaje desarrollador. Esencia y dimensiones

Al caracterizar la esencia del aprendizaje desarrollador, D. Castellanos Simón y otros, 2001, expresan: "Un aprendizaje desarrollador es aquel que garantiza en el individuo la apropiación activa y creadora de la cultura, propiciando el desarrollo de su auto-perfeccionamiento constante, de su autonomía y autodeterminación, en íntima conexión con los necesarios procesos de socialización, compromiso y responsabilidad social".

Por tanto, para ser desarrollador, el aprendizaje tendría que cumplir con tres criterios básicos:

1. Promover el desarrollo integral de la personalidad del educando, es decir, activar la apropiación de conocimientos, destrezas y capacidades intelectuales en estrecha armonía con la formación de sentimientos, motivaciones, cualidades, valores, convicciones e ideales. En otras palabras, tendría que garantizar la unidad y equilibrio de lo cognitivo y lo afectivo-valorativo en el desarrollo y crecimiento personal de los aprendices.

2. Potenciar el tránsito progresivo de la dependencia a la independencia y a la autorregulación, así como el desarrollo en el sujeto de la capacidad de conocer, controlar y transformar creadoramente su propia persona y su medio.

3. Desarrollar la capacidad para realizar aprendizajes a lo largo de la vida, a partir del dominio de las habilidades y estrategias para aprender a aprender, y de la necesidad de una autoeducación constante.

La enseñanza desarrolladora. Exigencias

D. Castellanos y otros (2001) identifican la enseñanza que propicia y estimula el aprendizaje desarrollador, como una enseñanza desarrolladora. Al referirse a la esencia de esta enseñanza expresan que esta es: "...el proceso sistémico de transmisión de la cultura en la institución escolar en función del encargo social, que se organiza a partir de los niveles de desarrollo actual y potencial de los y las estudiantes, y conduce el tránsito continuo hacia niveles superiores de desarrollo, con la finalidad de formar una personalidad integral y autodeterminada, capaz de transformarse y de transformar su realidad en un contexto histórico concreto".

Una enseñanza desarrolladora debe apoyarse en una sólida fundamentación filosófica y psicológica. La concepción del aprendizaje propuesta previamente (aprendizaje desarrollador) se sustenta en una concepción del desarrollo humano que penetra su esencia, y le confiere obviamente su impronta especial. La educación desarrolladora, concretizada en el sistema de acciones de aprendizaje y de enseñanza, reflejará igualmente esta naturaleza singular de los procesos analizados. Desde esta óptica, la intencionalidad y finalidad del proceso de enseñanza-aprendizaje trasciende entonces la tradicional concepción lineal y parcializada del mismo como mero reproductor de contenidos.

La concepción del proceso de enseñanza – aprendizaje que se está planteando supone, además, una visión integral, que reconozca no solamente sus componentes estructurales, sino también las relaciones que se establecen entre los mismos, y entre ellos y el propio proceso como un todo. Una comprensión más rica, que incluya a protagonistas, niveles y relaciones como elementos integrantes de su estructura.

Consecuentemente, el diseño del proceso abarcará dialécticamente los componentes tradicionalmente reconocidos (objetivo, contenido, método, medio, evaluación) como elementos mediatizadores de las relaciones entre los protagonistas (alumno/a, profesor/a, grupo), y también, de manera muy especial, incluirá las relaciones que se establecen entre ellos. Se destaca aquí el papel del problema como un elemento significativo que expresa, precisamente, el carácter dialéctico del mismo.

Finalmente, el reconocimiento de los niveles de organización del proceso, como manifestación de su carácter sistémico, permitirá comprender su estructura espacial y funcional. Sólo a partir de un sólido enfoque de sistema pueden integrarse los diferentes componentes de manera tal que conformen una totalidad con identidad propia, desarrolladora, y que a la vez, cada uno mantenga su identidad como parte en función de la identidad del sistema como una totalidad, o sea, en función de la contradicción o problema a resolver.

En otras palabras, los rasgos esenciales que caracterizan una enseñanza desarrolladora adquieren verdadero significado al establecerse una relación cualitativamente superior entre los componentes del proceso, y entre éstos y el propio proceso. Este planteamiento orienta hacia un análisis más profundo del papel de cada uno de ellos en su interrelación, y muy especialmente hacia los nexos entre los protagonistas y los restantes componentes. Los componentes son los que dan sentido y concreción a las relaciones que se establecen entre alumno/a, profesor/a y grupo.

Exigencias para un aprendizaje desarrollador de las ciencias

Las exigencias que estimulan el desarrollo integral de la personalidad de los alumnos y las alumnas en el aprendizaje de las Ciencias se han descritos por (Silvestre 1999, Zilberstein 2000, Zilberstein, Portela y Mcpherson 2000). Entre esas exigencias se encuentran:

1. Que el aprendizaje se realice a partir de la búsqueda del conocimiento por el alumno, utilizando en la clase métodos y procedimientos que estimulen el pensamiento teórico, llegar a la esencia y vinculen el contenido con la vida.

Se hace necesario estimular la búsqueda activa por parte de las alumnas y alumnos y motivarlos a "aprender construyendo ciencia", a investigar, a proponer soluciones alternativas y a estar "insatisfechos" constantemente con lo que aprenden. Hoy se necesita promover la actividad, pero no por la sola actividad en sí misma. Hay que evitar el activismo de la enseñanza, la participación no reflexiva del escolar!.

Promover la actividad de búsqueda del conocimiento debe favorecer el paso de las acciones externas con los objetos, al plano mental interno, que permite al alumno poder operar con ese conocimiento, por lo que esa actividad deberá estimular el análisis y la reflexión del contenido que va surgiendo ante él, para establecer los nexos, las relaciones a partir de la esencia.

2. Se deberá concebir un sistema de actividades que ejerciten en las alumnas y alumnos los procesos de análisis, síntesis, comparación, abstracción y generalización, que posibiliten la formación de conceptos y el desarrollo de los procesos lógicos del pensamiento.

Las actividades que desarrollen los escolares deben permitir el análisis y la síntesis, de la clasificación y la comparación, de la búsqueda de lo esencial, del establecimiento de relaciones, procedimientos generales cuya adquisición irá favoreciendo el desarrollo intelectual del alumno y el autoaprendizaje (aprender a aprender).

En las Ciencias, la solución y planteamiento de problemas por parte de los alumnos, debe llevarlos a crear en ellos contradicciones entre lo que conocen y lo desconocido, despertar su interés por encontrar la solución, plantear hipótesis y llegar a realizar experimentos que permitan comprobarlas, todo lo cual los puede motivar a buscar información, profundizar en los elementos precisos para responder a sus interrogantes, y que el aprendizaje se desvíe de la "adquisición memorística" y propicie el desarrollo del pensamiento.

3. Concepción de la tarea docente en función de que permita la búsqueda y a la revelación analítica del conocimiento.

Las tareas docentes son aquellas actividades que se orientan para que el alumno las realice en clases o fuera de esta, implican la búsqueda y adquisición de conocimientos, el desarrollo de habilidades y la formación integral de su personalidad (Silvestre 2000).

La actividad planificada para dirigir la actividad cognoscitiva de los escolares se organiza en diferentes tipos de tareas, planteadas por el profesor o que surgen en la interacción alumno profesor. Tales tareas contendrán indicaciones y estas servirán de guía para la realización de la actividad (la ayuda del otro).

Las tareas deben estar dirigidas a incidir, tanto en la búsqueda de la información, al desarrollo de habilidades, a la formación de puntos de vista, juicios, a la realización de valoraciones por el alumno, todo lo cual además de que permite que se apropie de conocimientos, contribuye al desarrollo de su pensamiento y a la formación de valores.

Las tareas deben constituir un sistema y estar en correspondencia con los objetivos que se trace el docente. Deberán ser suficientes, variadas y diferenciadas.

4. Desarrollar formas de actividad y de comunicación colectivas, que favorezcan la interacción de lo individual con lo colectivo en el proceso de aprendizaje.

La interacción grupal favorece que el alumno se apropie del contenido de enseñanza siendo protagonista de su propio aprendizaje, sin desconocer que cada estudiante debe actuar con independencia y el papel determinante de la "dirección adecuada" del docente en cada tipo de actividad.

En la clase de Ciencias deberán prevalecer procesos comunicativos que respeten y potencien la individualidad de los integrantes del grupo, estimulando el planteamiento de nuevas ideas, otorgándole valor a lo que cada uno de sus miembros exprese.

El intercambio de información, las reflexiones grupales, la interacción entre sus miembros, favorece el pensamiento de cada estudiante, le permite confrontar ideas, completarlas, variarlas e incluso llegar a nuevos planteamientos. Es decir, el trabajo del grupo contribuye al desarrollo de cada uno de sus integrantes.

Las diferentes formas de organización del proceso docente deberán incluir el trabajo en el aula y fuera de esta, en grupos, por equipos (cuatro o cinco estudiantes), por parejas e individual.

5. Vincular el contenido de aprendizaje con la práctica social y estimular la valoración por el alumno en el plano educativo.

El logro de este propósito exige que el alumno logre identificar las cualidades que le confieren el valor al objeto de estudio y que realice su valoración, es decir que encuentre el valor social que posee, así como el sentido para sí.

Es indiscutible el efecto positivo que se produce en el estudiante, respecto al aprendizaje de un contenido, el hecho de que encuentre la utilidad social que tiene y la utilidad individual que puede reportarle el conocimiento con el que está interactuando.

La revelación del significado social y la búsqueda del sentido personal pueden, por una parte, favorecer el interés del alumno por el contenido de aprendizaje y, por otra, abrir la posibilidad de utilizar el contenido con fines educativos.

Por otra parte, la interacción entre los alumnos durante la actividad en la clase, propiciará diferentes momentos en que se puedan ejercer importantes influencias educativas, a partir de la valoración y autovaloración de su comportamiento y del resultado de la actividad.

Tendencias internacionales actuales en la enseñanza de la Matemática

M. de Guzmán (1993) identificó, como resultado de sus observaciones personales, un grupo de tendencias internacionales en la enseñanza de la Matemática, que apuntan, a juicio de los autores de este trabajo, hacia una concepción desarrolladora de la enseñanza de la Matemática. Estas tendencias son:

- La educación matemática se debe concebir como un proceso de inmersión en las formas propias de proceder del ambiente matemático, a la manera como el aprendiz de artista va siendo imbuido, como por ósmosis, en la forma peculiar de ver las cosas características de la escuela en la que se entronca.

- Continuo apoyo en la intuición directa de lo concreto. Apoyo permanente en lo real. Es necesario cuidar y cultivar la intuición en general, la manipulación operativa del espacio y de los mismos símbolos. Es preciso no abandonar la comprensión e inteligencia de lo que se hace, por supuesto, pero no debemos permitir que este esfuerzo por entender deje pasar a segundo plano los contenidos intuitivos de nuestra mente en su acercamiento a los objetos matemáticos. Si la matemática es una ciencia que participa mucho más de lo que hasta ahora se pensaba del carácter de empírica, sobre todo en su invención, que es mucho más interesante que su construcción formal, es necesario que la inmersión en ella se realice teniendo en cuenta mucho más intensamente la experiencia y la manipulación de los objetos de los que surge. La formalización rigurosa de las experiencias iniciales corresponde a un estadio posterior. A cada fase de desarrollo mental, como a cada etapa

- Hacer hincapié en la transmisión de los procesos de pensamiento propios de la matemática más bien que en la mera transferencia de contenidos. La matemática es, sobre todo, saber hacer, es una ciencia en la que el método claramente predomina sobre el contenido. Por ello se concede una gran importancia al estudio de las cuestiones, en buena parte colindantes con la psicología cognitiva, que se refieren a los procesos mentales de resolución de problemas. En esta dirección se encauzan los intensos esfuerzos por transmitir estrategias heurísticas adecuadas para la resolución de problemas en general, por estimular la resolución autónoma de verdaderos problemas, más bien que la mera transmisión de recetas adecuadas en cada materia.

Aprovechar al máximo las nuevas tecnologías. La aparición de herramientas tan poderosas como la calculadora y el ordenador actuales está comenzando a influir fuertemente en los intentos por orientar nuestra educación matemática primaria y secundaria adecuadamente, de forma que se aprovechen al máximo de tales instrumentos. Este es uno de los retos importantes del momento presente.

- La búsqueda de la motivación del alumno desde un punto de vista más amplio, que no se limite al posible interés intrínseco de la matemática y de sus aplicaciones. Se trata de hacer patentes los impactos mutuos que la evolución de la cultura, la historia, el desarrollo de la sociedad, por una parte, y la matemática, por otra, se han proporcionado.

Algunos principios metodológicos aconsejables para la enseñanza de la Matemática

El mencionado autor señala, sobre la base de las tendencias generales analizadas, algunos principios metodológicos que podrían guiar apropiadamente la enseñanza de la Matemática en la escuela. Estos principios, propuestos por M. Guzmán refuerzan la necesidad de un enfoque desarrollador del proceso de enseñanza – aprendizaje de esta asignatura. Estos son:

Hacia la adquisición de los procesos típicos del pensamiento matemático. La inculturación a través del aprendizaje activo

El proceso de aprendizaje matemático en cualquier nivel educacional debe ocurrir, según el autor, de una forma semejante a la que el hombre ha seguido en su creación de las ideas matemáticas, de modo parecido al que el matemático activo utiliza al enfrentarse con el problema de matematización de la parcela de la realidad de la que se ocupa.

Se trata, en primer lugar, de poner al alumno en contacto con la realidad matematizable que ha dado lugar a los conceptos matemáticos que deben explorar los alumnos. Para ello es importante que el profesor conozca a fondo el contexto histórico que enmarca estos conceptos adecuadamente.

Normalmente la historia proporciona una magnífica guía para enmarcar los diferentes temas, los problemas de los que han surgido los conceptos importantes de la materia, da luces para entender la razón que ha conducido al hombre para ocuparse de ellos con interés.

En otras ocasiones el acercamiento inicial se puede hacer a través del intento directo de una modelización de la realidad en la que el profesor sabe que han de aparecer las estructuras matemáticas en cuestión. Se pueden acudir para ello a las otras ciencias que hacen uso de las matemáticas, a circunstancias de la realidad cotidiana o bien a la presentación de juegos tratables matemáticamente, de los que en más de una ocasión a lo largo de la historia han surgido ideas matemáticas de gran profundidad.

Puestos los estudiantes delante de las situaciones-problema en las que tuvo lugar la gestación de las ideas que son objeto de estudio, el profesor debe tratar de estimular su búsqueda independiente, su propio descubrimiento paulatino de estructuras matemáticas sencillas, de problemas interesantes relacionados con tales situaciones que surgen de modo natural.

Está claro que el profesor no debe esperar que los alumnos descubran en un par de semanas lo que la humanidad elaboró tal vez a lo largo de varios siglos de trabajo intenso de mentes muy brillantes. Pero es cierto que la búsqueda con guía, sin aniquilar el placer de descubrir, es un objetivo alcanzable en la enseñanza y aprendizaje de las matemáticas, así como la detección de técnicas concretas, de estrategias útiles de pensamiento en el campo en cuestión y de su transmisión a los estudiantes.

El contenido de la enseñanza, así concebido, resulta lleno de sentido, plenamente motivado y mucho más fácilmente asimilable. Su aplicación a la resolución de los problemas, que en un principio aparecían como objetivos inalcanzables, puede llegar a ser una verdadera fuente de satisfacción y placer intelectual, de asombro ante el poder del pensamiento matemático eficaz y de una fuerte atracción hacia la matemática.

La utilización de la historia en la enseñanza de la Matemática

El valor del conocimiento histórico no consiste en tener una batería de historietas y anécdotas curiosas para entretener a los alumnos a fin de hacer un alto en el camino.

La historia se puede y se debe utilizar, por ejemplo, para entender y hacer comprender una idea difícil del modo más adecuado. Los diferentes métodos del pensamiento matemático, tales como la inducción, el pensamiento algebraico, la geometría. han surgido en circunstancias históricas muy interesantes y muy peculiares, frecuentemente en la mente de pensadores muy singulares, cuyos méritos, no ya por justicia, sino por ejemplaridad, es muy útil resaltar.

La historia debería ser un potente auxiliar para objetivos tales como:

- hacer patente la forma peculiar de aparecer las ideas en matemáticas

- enmarcar temporalmente y espacialmente las grandes ideas, problemas, junto con su motivación, precedentes,...

3. La utilización de la heurística en la enseñanza de la matemática

La enseñanza a través de la resolución de problemas es actualmente el método más invocado para poner en práctica el principio general de aprendizaje activo y de inculturación mencionado en el punto cuando se hizo el análisis de las tendencias. Lo que en el fondo se persigue con ella es transmitir en lo posible de una manera sistemática los procesos de pensamiento eficaces en la resolución de verdaderos problemas.

La enseñanza por resolución de problemas pone el énfasis en los procesos de pensamiento, en los procesos de aprendizaje y toma los contenidos matemáticos, cuyo valor no se debe en absoluto dejar a un lado, como campo de operaciones privilegiado para la tarea de hacerse con formas de pensamiento eficaces.

Se trata de considerar como lo más importante:

- que el alumno manipule los objetos matemáticos

- que active su propia capacidad mental

- que ejercite su creatividad

- que reflexione sobre su propio proceso de pensamiento a fin de mejorarlo conscientemente

- que, a ser posible, haga transferencias de estas actividades a otros aspectos de su trabajo mental

- que adquiera confianza en sí mismo

- que se divierta con su propia actividad mental

- que se prepare así para otros problemas de la ciencia y, posiblemente, de su vida cotidiana

- que se prepare para los nuevos retos de la tecnología y de la ciencia.

La forma de presentación de un tema matemático basada en el espíritu de la resolución de problemas debería proceder más o menos del siguiente modo:

propuesta de la situación problema de la que surge el tema (basada en la historia, aplicaciones, modelos, juegos...) -- manipulación independiente por los estudiantes -- familiarización con la situación y sus dificultades -- elaboración de estrategias posibles -- ensayos diversos por los estudiantes -- herramientas elaboradas a lo largo de la historia (contenidos motivados) -- elección de estrategias -- ataque y resolución de los problemas -- recorrido crítico (reflexión sobre el proceso) -- afianzamiento formalizado (si conviene) -- generalización -- nuevos problemas -- posibles transferencias de resultados, de métodos, de ideas,...

En todo el proceso el eje principal ha de ser la propia actividad dirigida con tino por el profesor, colocando al alumno en situación de participar, sin aniquilar el placer de ir descubriendo por sí mismo lo que los grandes matemáticos han logrado con tanto esfuerzo. Las ventajas del procedimiento bien llevado son claras: actividad contra pasividad, motivación contra aburrimiento, adquisición de procesos válidos contra rígidas rutinas inmotivadas que se pierden en el olvido....

4. Sobre la preparación necesaria para la enseñanza de la matemática a través de la resolución de problemas.

La preparación para este tipo de enseñanza requiere una inmersión personal, seria y profunda. No se trata meramente de saber unos cuantos trucos superficiales, sino de adquirir unas nuevas actitudes que calen y se vivan profundamente.

A mi parecer esta tarea se realiza más efectivamente mediante la formación de pequeños grupos de trabajo. El trabajo en grupo en este tema tiene una serie de ventajas importantes:

- proporciona la posibilidad de un gran enriquecimiento, al permitirnos percibir las distintas formas de afrontar una misma situación-problema

- se puede aplicar el método desde diferentes perspectivas, unas veces en el papel de moderador del grupo, otras en el de observador de su dinámica

- el grupo proporciona apoyo y estímulo en una labor que de otra manera puede resultar dura, por su complejidad y por la constancia que requiere

- el trabajo con otros nos da la posibilidad de contrastar los progresos que el método es capaz de producir en uno mismo y en otros

-el trabajo en grupo proporciona la posibilidad de prepararse mejor para ayudar a nuestros estudiantes en una labor semejante con mayor conocimiento de los resortes que funcionan en diferentes circunstancias y personas.

Algunos de los aspectos que es preciso atender en la práctica inicial adecuada son los siguientes:

- exploración de los diferentes bloqueos que actúan en cada uno de nosotros, a fin de conseguir una actitud sana y agradable frente a la tarea de resolución de problemas

- práctica de los diferentes métodos y técnicas concretas de desbloqueo

- exploración de las aptitudes y defectos propios más característicos, con la elaboración de una especie de autorretrato heurístico

- ejercicio de diferentes métodos y alternativas

- práctica sostenida de resolución de problemas con la elaboración de sus protocolos y su análisis en profundidad

5. La necesidad de una adecuada motivación y presentación

Los alumnos se encuentran intensamente bombardeados por técnicas de comunicación muy poderosas y atrayentes. Es una fuerte competencia con la que se enfrenta el profesor en la enseñanza cuando trata de captar una parte substancial de su atención. Es necesario que el profesor lo tenga en cuenta constantemente y que el sistema educativo trate de aprovechar a fondo tales herramientas como el vídeo, la televisión, la radio, el periódico.

6. Fomentar el gusto por la Matemática

La actividad física es un placer para una persona sana. La actividad intelectual también lo es. La matemática orientada como saber hacer independiente, bajo una guía adecuada, es un ejercicio atrayente. De hecho, una gran parte de los niños más jóvenes pueden ser introducidos de forma agradable en actividades y manipulaciones que constituyen el inicio razonable de un conocimiento matemático. Lo que suele suceder es que los profesores no ha sabido mantener este interés y ahoga en abstracciones inmotivadas y a destiempo el desarrollo matemático del niño. El gusto por el descubrimiento en matemáticas es posible y fuertemente motivador para superar otros aspectos rutinarios necesarios de su aprendizaje, por los que por supuesto hay que pasar. La apreciación de las posibles aplicaciones del pensamiento matemático en las ciencias y en las tecnologías actuales puede llenar de asombro y placer a muchas personas más orientadas hacia la práctica. Otros se sentirán más movidos ante la contemplación de los impactos que la matemática ha ejercido sobre la historia y filosofía del hombre, o ante la biografía de tal o cual matemático famoso.

Es necesario romper, con todos los medios, la idea preconcebida, y fuertemente arraigada en las personas, proveniente con probabilidad de bloqueos iniciales en la niñez de muchos, de que la matemática es necesariamente aburrida, abstrusa, inútil, inhumana y muy difícil.

Los aspectos abordados hasta aquí, a juicio de la autora de este trabajo, deben tomarse en consideración al diseñar e implementar cualquier estrategia didáctica para la enseñanza de la Matemática en el contexto actual de las transformaciones que se ejecutan en la Educación Secundaria Básica cubana.

Diseño de la estrategia didáctica para estimular y propiciar el aprendizaje desarrollador en la enseñanza de la Matemática en la Educación Secundaria

La estrategia elaborada tiene como objetivo general diseñar un conjunto de acciones para ejecutar el proceso de enseñanza – aprendizaje, durante el desarrollo de la clase, de manera que promueva y estimule el aprendizaje desarrollador

Descripción de la estrategia didáctica

La estrategia didáctica que se propone incluye un conjunto de acciones a ejecutar por el profesor durante le ejecución y evaluación del proceso de enseñanza – aprendizaje en una video clase, una clase de software y una clase de repaso.

Primera etapa: Ejecución del proceso de enseñanza - aprendizaje

Esta etapa tiene dos fases, que son:

I. Fase de preparación del alumno para la clase

II. Fase de desarrollo de la clase

Primera fase: Preparación del alumno para la clase de repaso, video clase o clase de software

Un aspecto importante en el desarrollo de una clase, video clase o clase de software, lo constituye la fase introductoria o preparatoria, cuya función fundamental es la preparación didáctica, entendida como la reactivación de los conocimientos y capacidades que son necesarios para comprender lo nuevo.

En esta fase preparatoria se destacan tres tareas fundamentales:

1. El repaso y la comprobación de los conocimientos, habilidades y capacidades ya asimilados por el alumno.

2. Reproducir o preparar los conceptos e ideas necesarias para elaborar un nuevo contenido.

3. Despertar el interés y la atención de los alumnos por el estudio del nuevo contenido (Motivación)

4. Planteamiento del objetivo

Para lograr el efecto deseado de esta fase, el profesor debe estar claro que estas tareas no se realizan por separado, el éxito de esta fase radica cuando éste es capaz de relacionar las cuatro tareas mediante el planteamiento de preguntas, o dirigiendo la conversación de repaso de tal forma que éste se convierta simultáneamente en una introducción de lo nuevo. La tercera tarea constituye un elemento de particular importancia que determina en gran medida el éxito de la clase.

Recordemos que por interés se entiende una actitud específica, cognoscitiva ante los objetos y fenómenos de la realidad, una relación con el objeto que crea en el alumno la tendencia de dirigir la atención preferentemente hacia él y por atención se entiende la orientación y concentración de la conciencia en un determinado fenómeno, problema, etc.

En relación con la tercera tarea, es importante destacar que de la forma en que se obtenga el objetivo depende que el proceso de orientación se ponga en marcha realmente. El objetivo puede ser "comunicado", "dado a conocer" o "indicado"; totalmente preparado por el maestro o también desarrollado o elaborado.

Resulta obvio que la elaboración o desarrollo de un objetivo es didácticamente más valioso que una simple indicación del mismo, que es lo que generalmente se observa en la práctica diaria de un gran número de docentes. La aparente ventaja en la simple comunicación del objetivo, suponiendo que sea un ahorro de tiempo, en la mayoría de los casos no es suficiente, porque la deficiente orientación de los alumnos hacia un objetivo actúa negativamente sobre el desarrollo y resultados del aprendizaje.

Lo más recomendable, para garantizar una correcta orientación del objetivo, es desarrollarlo o elaborarlo (mediante un problema o situación problemática, el desarrollo de una idea conductora, una hipótesis, etc.)

A continuación se muestra, mediante ejemplos de Matemática, cómo se realiza esta fase introductoria o preparatoria

En la clase: Introducción al concepto ecuación cuadrática. Método de resolución por descomposición en factores. El profesor puede orientarle a los a los alumnos la siguiente situación problemática:

1. La longitud de los lados de un triángulo ABC, rectángulo en C, están dadas por las expresiones: AB = 2x + 3; BC = x y AC= 3x - 3. Calcula el perímetro del triángulo.

En lugar de dar o plantear una situación problemática se ofrecen varias, de modo que el alumno pueda escoger la que desee. Para que el alumno solucione este ejercicio el profesor puede formular las preguntas siguientes:

¿Cómo se calcula el perímetro de un triángulo?

¿Qué relación existe entre los tres lados de un triángulo rectángulo?

Una vez recordado estos contenidos el alumno los aplica consecuentemente y llega a obtener una ecuación de la forma que evidentemente no puede resolver.

¿Es resolvible esa ecuación? ¿Qué necesitamos?

Actividades como estas permiten relacionar las tareas de la fase introductoria o preparatoria de la clase, para llegar a definir el problema objeto de estudio.

Problema: definir este tipo de ecuaciones y buscar un procedimiento que permita resolverlas

Acciones a ejecutar en esta fase
1. Diseñar las situaciones problemáticas que se presentarán a los alumnos. En esta acción es muy importante que el profesor tenga en cuenta los resultados del diagnóstico de cada uno de los alumnos del aula, no solo en lo que respecta a su nivel de preparación y desarrollo, sino también, a sus gustos, intereses y preferencias.

2. Orientar la tarea (situación problemática)

3. Organizar la participación de los alumnos para la ejecución de la tarea. Estas pueden realizarse individualmente o de forma colectiva (por parejas, en pequeños grupos).

4. Estimular a los alumnos mediante impulsos para que logren identificar el problema que debe resolverse en la clase, video clase o clase de software o comprender la necesidad de ocuparse del estudio del problema.

5. Presentar la Guía de Observación de la videoclase, precisando aquellos aspectos del contenido a los que los alumnos deben prestar atención, es decir, conocimientos, procedimientos, etc. (válida solamente para las videoclases).

6. Orientar a los alumnos que anoten cuidadosamente todas las dudas o inquietudes en relación con los contenidos o ejercicios que se abordan en la video clase

Segunda Fase: Desarrollo de la:

- Video clase

- Clases de software

- Clases de repaso

Acciones a ejecutar en esta fase:

A) En las videoclases de contenido:

1. Organizar los alumnos en torno al televisor para la observación de la video clase.

2. Utilizar los recursos necesarios para concentrar la atención de los alumnos, evitando que estos se distraigan y pierdan el hilo conductor de las explicaciones y ejemplificaciones que realice el tele - profesor.

3. Realizar el debate dirigido una vez concluida la observación de la video clase. Para ello puede utilizar preguntas que obliguen al alumno a reflexionar sobre lo observado y tareas que exijan de un razonamiento previo, tanto desde el punto de vista matemático como lógico.

4. Ofrecer los niveles de ayuda necesarios a cada alumno en correspondencia con su nivel de preparación y desarrollo.

5. Orientar las actividades del software educativo para el estudio independiente en correspondencia con las necesidades de cada alumno. Estas pueden ser de carácter teórico o práctico.

6. Orientar tareas que impliquen una búsqueda o una pequeña investigación por parte de los alumnos y que estén relacionadas con el origen o desarrollo de los contenidos que se abordan en la video clase. Estas tareas pueden ser: origen de las ecuaciones cuadráticas, Método empleado por All Khuwarizmi para resolver las ecuaciones cuadráticas. Datos biográficos de Diofanto, etc.

B) En las video clase de resolución de ejercicios y problemas

Además de ejecutar las acciones 1) y 2) indicadas para las video clase de contenidos, se ponen en práctica las siguientes:

3. Realizar reactivaciones explícitas del contenido asimilado y que pueden ser útiles para la realización de los ejercicios.

4. Ofrecer niveles de ayuda (impulsos) a los alumnos que presenten dificultades con la realización de los ejercicios.

5. Proponer ejercicios auxiliares que sirvan de apoyo para comprender y realizar los ejercicios indicados por el tele - profesor.

6. Enseñar a los alumnos estrategias de aprendizaje para el autocontrol del ejercicio y no esperar necesariamente a la solución que se explica por el tele - profesor.

7. Analizar otras variantes de solución de los ejercicios y problemas.

8. Proponer otros ejercicios que integren y sistematicen los conocimientos y procedimientos empleados en la realización de los ejercicios propuestos en la video clase. Pueden ser tomados del L/T, de la Matemática Recreativa, etc.

C) En las clases de software

1. Utilizar el módulo de contenido para reactivar los conocimientos, métodos y procedimientos que se requieren para realizar las softareas que se han planificado.

2. Orientar los ejercicios en correspondencia con el nivel de preparación y desarrollo de cada alumno.

3. Supervisar la realización del ejercicio. Para ello se pueden utilizar varios procedimientos: 1) pedir a los alumnos que se equivoquen que desarrollen el ejercicio en sus cuadernos, 2) pedir a los alumnos que hayan acertado en la respuesta que lo desarrollen en sus cuadernos para comprobar la solución, 3) pedir a los alumnos que comenten la vía de solución como una manera de explicitar sus razonamientos, 4) remitir a los alumnos que presenten dificultades al módulo de contenido.

D) En las clases de repaso

1) Sistematizar y generalizar conocimientos y procedimientos previamente asimilados por los alumnos y que sean útiles para resolver los ejercicios y problemas que se orientarán durante la clase.

2) Proponer ejercicios y problemas:

a) que permitan valorar el nivel de desempeño cognitivo de los alumnos.

b) que sen diferentes entre sí para evitar la transferencia rutinaria y esquemática de conocimientos, métodos y procedimientos de solución.

c) que exijan de la integración de conocimientos.

d) de final abierto

3) Ofrecer niveles de ayuda a los alumnos que lo requieran.

4) Utilizar la solución de ejercicios y problemas en grupo para propiciar el intercambio de ideas y opiniones en cuanto a las vías de solución.

5) Entrenar a los alumnos en la utilización de los procedimientos y estrategias heurísticas.

6) Analizar y generalizar las estrategias de aprendizaje empleadas por aquellos alumnos que demuestren tener éxito en la solución de los ejercicios y problemas.

7) Utilizar distintas formas de repaso: encuentros de conocimientos, juegos didácticos, etc.

Segunda etapa: Evaluación del aprendizaje

El desarrollo del PEA, requiere como toda actividad, el control de sus progresos y resultados para comprobar la correspondencia de los mismos con los objetivos planteados. La evaluación, como función de la dirección, constituye por tanto un elemento importante en la enseñanza desarrolladora.

En una enseñanza desarrolladora, la evaluación debe contribuir a un diagnóstico dinámico, continuo e integral del estudiantado. Por lo tanto, las actividades evaluativas y los instrumentos de evaluación deben propiciar el diagnóstico de la actividad intelectual productivo-creadora (de su componente procesal y operacional) y del desarrollo alcanzado en las habilidades de reflexión y regulación metacognitiva. Deben ir dirigidas igualmente a determinar en qué medida el aprendizaje realizado por los/las estudiantes es significativo y cómo logra implicarse en la formación de motivaciones, sentimientos, actitudes y valores. Debe poner el énfasis en establecer la calidad de los nuevos aprendizajes, es decir, su solidez y duración, sus posibilidades de ser recuperado, generalizado y transferido a nuevas situaciones, es decir, su funcionalidad. Y finalmente, debe ofrecer indicaciones a los/las docentes para determinar en qué medida estos aprendizajes están promoviendo el crecimiento personal de los/las aprendices, de su capacidad de aprender a aprender, y de su disposición para hacerlo permanentemente.

Acciones a ejecutar durante esta etapa

1. Determinar el contenido objeto de evaluación ¿Qué se evalúa?

El/la docente evaluará todos los elementos integrantes del proceso desarrollado. El contenido de la evaluación está condicionado por la concepción desarrolladora de proceso de enseñanza aprendizaje asumida. Así evaluará fundamentalmente:

El nivel de desarrollo alcanzado por el estudiante en la apropiación del contenido. ¿De cuál contenido? De aquellos elementos que, de acuerdo con la concepción de aprendizaje adoptada, integran el contenido necesario para el logro de los objetivos propuestos como, por ejemplo, conocimientos, habilidades, procesos, estrategias, sentimientos, valores, y otros.

El desempeño de los protagonistas, cada uno en el rol que le corresponde: los estudiantes en la apropiación creadora de los contenidos, y los docentes, en la organización de las tareas y condiciones para una apropiación de esta naturaleza.

El diseño del proceso. Es importante para el profesor valorar cómo la clase cumple su función desarrolladora, lo que supone comprobar su funcionamiento como microsistema, y cada uno de sus componentes en su interrelación.

Los métodos de aprendizaje y de enseñanza planificados, pues este componente, como momento de concreción del diseño del proceso, constituye un elemento integrador por excelencia, y su valoración hace "emerger" los problemas y dificultades más significativos que pueden encontrarse en otros elementos y aspectos del proceso.

El propio componente evaluativo, su planificación, los instrumentos elaborados y aplicados, así como su procesamiento. Esto resulta muy necesario, pues a veces los resultados de la evaluación resultan insatisfactorios y se buscan las causas en diferentes factores, aunque generalmente no se cuestiona la pertinencia de los criterios valorativos asumidos, ni de los instrumentos y técnicas aplicadas para la evaluación

2. Seleccionar los métodos, procedimientos y los instrumentos para evaluar ¿Cómo se evalúa? ¿Con qué se evalúa?

La selección de los métodos, procedimientos y los instrumentos de evaluación constituye también una problemática para los/las, quienes generalmente, cuando piensan en métodos, piensa en "la clase que da", en el contenido nuevo que el alumno aprende. Sin embargo, al diseñar este componente, el profesor debe determinar cuáles acciones evaluativas debe desarrollar con sus estudiantes para garantizar una información confiable, objetiva y válida.

La preparación de pruebas, exámenes, preguntas, tareas individuales y grupales, teóricas y prácticas, actividades investigativas, entre otros procedimientos de evaluación, constituye también un aspecto al que el profesor debe prestar atención y por tanto, debe preparase para ello. Los diferentes contenidos de enseñanza-aprendizaje exigen de formas diferentes de evaluación. Técnicas y procedimientos tan disímiles de evaluación como la observación, los registros anecdóticos y los diarios de clase, los textos escritos, producciones plásticas y musicales y otros productos de la actividad, los juegos de simulación y dramáticos, las entrevistas, los diálogos, debates y asambleas, entre otros, permiten a los maestros y maestras buscar creadoramente alternativas para caracterizar el estado actual y potencial de sus estudiantes no sólo en relación con los contenidos conceptuales, sino también con los contenidos procedimentales y afectivos-valorativos.

3. Determinar el momento adecuado para evaluar ¿Cuándo se evalúa?

Siempre, evaluando en cada momento lo que se necesite. Así el profesor evaluará la marcha sistemática del proceso, mediante variadas actividades e instrumentos acorde con la diversidad de tareas desarrolladas por el alumno durante el aprendizaje.

La evaluación parcial será determinada por el docente acorde con los momentos en que deben evidenciarse saltos cualitativos en el estudiante acorde con el diseño de su curso y/o la estrategia elaborada. Así será al terminar varias unidades, o al final de cada bloque de contenido. Esta evaluación se fundamenta en la sistematización de los contenidos que el estudiante va desarrollando.

Es importante destacar que aún cuando no haya examen o prueba final, o no exista una actividad dedicada exclusivamente a la evaluación final, los objetivos generales o finales de la asignatura deben ser evaluados, pues estos revelan, en primer lugar, el mayor nivel de generalidad y sistematización de los conocimientos, habilidades y valores de los que deben apropiarse los/las estudiantes. En segundo lugar, de violarse este nivel, la comprobación de la efectividad y pertinencia de los niveles superiores del proceso resultaría mutilada.

4. Dar participación a los alumnos/alumnas en su evaluación.

Durante mucho tiempo, el proceso de control y evaluación se ha visto como una tarea propia y única del profesor. En los marcos de esta concepción de enseñanza – aprendizaje donde el alumno es considerado como centro y protagonista activo, y los métodos conducen a la participación consciente y autorregulada del estudiante en el proceso, resulta esencial pensar en la necesidad de cambios en la concepción del control y la evaluación. En este sentido, la evaluación no es prerrogativa exclusiva de profesores y profesoras. Los/las estudiantes participan en su evaluación (aprenden a autoevaluarse objetivamente y a evaluar igualmente a sus compañeros) como vía para la autorregulación de su aprendizaje.

En este sentido, otro elemento de la concepción de enseñanza – aprendizaje planteada que corrobora la necesidad de asumir vías diferentes –que incluyan a los/las aprendices- para el control y la evaluación, es el relacionado con la importancia asignada a la metacognición.

Conclusiones
Como resultado de la investigación realizada se pudo arribar a las siguientes conclusiones:
1. Para que un alumno de la educación secundaria sea capaz de solucionar problemas propios de las diferentes asignaturas y de la vida cotidiana, con una actuación transformadora y valorativa, aplicar los conocimientos asimilados, emplear de estrategias y técnicas de aprendizaje específicas, y actuar con un nivel de independencia y autorregulación de su conducta adecuado a su edad, tal y como se declara en el Modelo de Secundaria Básica resulta imprescindible el enfoque desarrollador del proceso de enseñaza – aprendizaje en todas las asignaturas del currículo.

2. El enfoque desarrollador del proceso de enseñaza – aprendizaje de la Matemática en la escuela cubana, en particular en la Educación Secundaria Básica, no puede estar ajeno a las exigencias que plantea la concepción desarrolladora de las Ciencias, ni a las tendencias actuales internacionales de la enseñanza de esta ciencia, las cuales aportan elementos esenciales para diseñar, ejecutar y evaluar el proceso.

3.  La concepción de una estrategia para la enseñanza de la Matemática en la Secundaria Básica, en el contexto actual de las transformaciones que se realizan en este nivel educacional, que propicie un aprendizaje para toda la vida, debe estar sustentada en: a) la relación entre educación, desarrollo y aprendizaje, b) el enfoque desarrollador del proceso de enseñanza – aprendizaje, y c) en el enfoque desarrollador de la enseñanza de las ciencias.



Autores:

Dr. C. Eloy Arteaga Valdés
Lic. Lisdaynet Armada Arteaga
Lic. Fadaray García Lima
Lic. Alejandro Díaz

http://www.monografias.com/trabajos67/estrategia-didactica-estimular-aprendizaje-matematica/estrategia-didactica-estimular-aprendizaje-matematica2.shtml  


Sugerencias didácticas. Español


Cómo enseñar estretegias de comprensión en Secundaria
Las estrategias de comprensión lectora deben incorporar tres objetivos. Primero, hacer ver a los alumnos en qué consiste la comprensión de un texto y cómo puede conseguirse. Segundo, enseñarles que aprender a comprender un texto va unido al aprendizaje de los contenidos curriculares. Y tercero, lograr que la lectura de textos les resulte útil, de tal forma que sean conscientes de la necesidad de leer de una manera comprensiva y comunicativa.
Por Emilio SánchezCatedrático
  Departamento de Psicología evolutiva y de la Educación
Universidad de Salamanca
Hay tres ideas sobre la enseñanza de las estrategias de comprensión que quizás resuman cuanto sabemos al respecto. Una vez enunciadas pasaremos a ilustrarlas con algunos ejemplos.
La primera es la más obvia de todas: para poder enseñar algo es necesario hacer «visible» eso que nos proponemos enseñar; en nuestro caso, es necesario hacer ver a los alumnos en qué consiste comprender un texto y cómo puede conseguirse la comprensión. Repárese en que ambas cuestiones no son evidentes: ni es fácil definir qué es comprender ni, menos aún, mostrar cómo se puede actuar al respecto (al menos si lo comparamos con otras tareas). Llamaremos a este principio o idea: visibilidad. Siguiendo esta lógica, se han desarrollado recursos instruccionales para enseñar a los alumnos a «dialogar consigo mismos» mientras leen y, por tanto, a crear objetivos de lectura, a revisar si los están alcanzando (supervisar) y a evaluar por sí mismos los resultados obtenidos. De la misma manera, se han desarrollado estrategias para enseñar a operar con la estructura de los textos. Igualmente, ha sido muy común mostrar a los alumnos cómo contrastar lo que leen con lo que saben e involucrarse en un activo proceso de auto-cuestionamiento.
Una segunda idea es que aprender a comprender los textos está doblemente unido al éxito en el aprendizaje de los contenidos curriculares. En un sentido, el más obvio, cabe sostener que la competencia para comprender los textos es un instrumento para aprender: quien mejor lectura comprensiva tiene, mejor y más aprende acerca de los contenidos curriculares. Pero también cabe argumentar a favor del otro sentido, es decir, que la competencia lectora es una consecuencia de ese mismo éxito académico que lleva a leer más o al menos con más convicción, lo que facilita que el alumno, al mismo tiempo que adquiere conocimientos, repare en ciertas propiedades de los textos y de su propio comportamiento cuando se enfrenta a ellos. Como consecuencia, cabe que los alumnos aprendan estrategias de comprensión a través de una enseñanza explícita fuera del contexto del aula, pero, en último término, esas estrategias habrán de ser útiles dentro de ella y encontrarán en ella la mejor plataforma para su desarrollo. Llamaremos a esta segunda idea:contextualización curricular.
La tercera idea, coherente especialmente con la anterior, se refiere a cómo lograr que la experiencia con los textos tenga un sentido genuino. En otras palabras, se trataría de hacer lo posible para que la lectura de los textos esté inserta en proyectos cuyos objetivos últimos resulten relevantes a los alumnos y para cuyo desarrollo sea necesario utilizar los textos escritos de una manera comprensiva y comunicativa. Se crearía entonces una experiencia de sentido, que es vital, dado que estamos intentando mantener vinculada a toda la población con un proyecto de formación que ha de durar años. Repárese que en el punto anterior se hablaba de la necesidad de conectar la enseñanza de estrategias de comprensión con el resto de la vida del aula, mientras que en éste se trata de conectar la vida del aula con el resto de la vida.
Veamos algunos ejemplos que ilustren estas tres ideas o principios. Consideremos, por ejemplo, la estrategia de crear metas específicas de lectura. Muchos textos suelen empezar con un párrafo introductorio como el que sigue:
«Es sabido que la Tierra tiene movimientos como el de rotación y el de traslación. Pero otros movimientos, definitivamente menos conocidos pero no menos importantes, son los de precesión, nutación y balanceo».
El párrafo, como es fácil de apreciar, no expresa en sí mismo un contenido específico que hubiera que aprender; más bien funciona como un «manual de instrucciones» para «usar» el resto del texto al que sirve como introducción. Por supuesto, un estudiante competente se dejará llevar por esos leves susurros («es sabido que», «pero» o «es menos conocido» ) que le advierten de que el texto que tiene en sus manos NO va a explicar lo que es conocido (el movimiento de traslación y rotación), sino aquello que no lo es: en este caso, los tres «nuevos» tipos de movimientos que han de añadirse a los que, se supone, «son ya sabidos». Por supuesto, muchos alumnos habrán aprendido a guiarse por esas «instrucciones» sin que medie una enseñanza explícita pero, según nuestros datos, un amplísimo número de los estudiantes que llegan a la Educación Secundaria tienen dificultades para elegir entre alguna de estas cuatro alternativas como continuación del párrafo: a) la Tierra y sus movimientos de rotación y traslación; b) laTierra; c) la Tierra y sus movimientos de precesión, nutación y balanceo; d) la Tierra y sus movimientos.
¿Qué significaría enseñar estrategias de comprensión? Significaría que se dedica tiempo y energía a enseñar, entre otras cosas, a identificar estos elementos presentes en algunos textos y a mostrar su posible utilidad para lograr una adecuada comprensión. Más importante aún es hacer ver a los alumnos que estos recursos textuales reflejan algo que ellos pueden hacer cuando afrontan la lectura de cualquier texto: preguntarse a sí mismos (antes, durante y después de una primera lectura): «¿qué sé yo ya de esto?, ¿qué es lo que puedo aprender?». Unas preguntas especialmente relevantes cuando párrafos introductorios como el anterior brillan por su ausencia. Obviamente, para enseñar a los alumnos a hacerse esas preguntas, es necesario mostrarles cómo hacerlo. Esto es, es necesario que el profesor «dramatice» o haga visible cómo actúa él mismo cuando cuenta con esas ayudas. Por ejemplo1:
«Voy a leer este breve párrafo con vosotros. ¿Qué me diríais si os pidiera que anticipéis de qué va hablar el resto del texto? ¿Está claro, verdad? A veces no es tan sencillo, pero en este caso sí lo es. Ahora vamos a pensar cómo somos capaces de anticiparlo en este texto. Luego veremos algún otro ejemplo más difícil.
Bien, voy a leerlo en voz alta y lo vamos comentando. Aquí leo: “Como es bien sabido…”. ¿Qué os parece esta expresión? Supongo que estamos de acuerdo en que quiere decir que lo que sigue es algo que todos ya sabemos y, más importante aún, que de eso no se va a hablar. Ahora veamos si es verdad. Aquí continúa diciendo: “la Tierra tiene dos movimientos…” Y sí, eso ya lo sabemos, ¿no?
» Bueno, sigo leyendo un poco más. Ahora nos dice: “Pero es menos conocido…” Bien, ¡atención! Aquí tenemos otra expresión interesante. Quizás ahora nos diga lo que vamos a poder aprender de este texto (…). Daos cuenta de que hasta ahora no hemos tenido que aprender nada, sólo hemos sabido de qué nos van a hablar. Esto es muy importante tenerlo en cuenta.
» Bien no siempre los textos nos lo dejan tan claro. A veces sólo podemos saberlo después de leer todo el texto.»
Como puede verse en este ejemplo, hacer visible cómo se lee no es explicar que existen ciertos marcadores («es bien sabido», «no obstante»…) sino mostrar cómo pueden ser usados. Por supuesto, este esfuerzo tendría más sentido si el texto formara parte del curso habitual de la marcha de una clase (es lo que hemos denominado contextualización curricular) que si fuera un ejercicio para aprender a comprender. De igual manera, si ese texto y la clase en su conjunto formaran parte de un proyecto (sentido) más amplio, la experiencia sería potencialmente más útil. Por ejemplo, se lee ese texto porque «eso que aún no se sabe» nos ayuda a contestar una pregunta en la que estamos realmente interesados. Queda por saber qué pregunta puede ser contestada gracias al conocimiento de esos tres nuevos movimientos de nuestro planeta, pero la cuestión es que proporcionar una experiencia de sentido implica justamente que la lectura e interpretación de un determinado texto se conviertan en algo que se ve necesario tanto para el transcurso de la vida del aula como de la propia vida.
Sobra advertir que es más difícil reunir visibilidad, contextualización y sentido, que sólo visibilidad. Y que lo mejor es a veces enemigo de lo bueno.
En todo caso, es interesante señalar que «aprender» a llevar a cabo este tipo de actividad mental es más exigente que leer cansinamente el texto: reclama más compromiso, autonomía, responsabilidad, autoexigencia… Por esta razón, podemos decir que enseñar a comprender es, en definitiva, «exigir» más a todos, no menos. La contrapartida a ese incremento de exigencia es que debemos proporcionar más ayudas iniciales, y entre ellas, como acabamos de ver, está la de diseñar un contexto que proporcione una experiencia de sentido que justifique ese esfuerzo de modelar una determinada estrategia.
Veamos un segundo ejemplo, tomado (con algunos cambios) de una de las tareas del informe PISA.
«Un buen calzado deportivo debe cumplir cuatro requisitos. En primer lugar, debe dar sujeción al pie, especialmente a la articulación del tobillo. También debe proporcionar estabilidad al jugador de modo que no resbale en suelo mojado…»
Supongamos que interrumpimos la lectura en este punto y pedimos a los alumnos que anticipen cómo puede seguir el texto. De nuevo, muchos alumnos no tendrán dificultad alguna en predecir que el texto puede seguir con una tercera característica del calzado deportivo, pero muchos otros simplemente no podrán hacerlo con la precisión deseada («seguirá hablando del calzado», «del suelo mojado», se les puede oír decir). Por supuesto, como en el caso anterior, esa habilidad para operar con la estructura retórica de los textos (enumerativa en este caso) puede alcanzarse sin que medie una enseñanza expresa: el mero hecho de verse exigidos a resumir o a contestar preguntas en un examen puede llevar a muchos de ellos a descubrir por sí mismos esos patrones organizativos de los textos. Pero para otros muchos alumnos será preciso una guía directa que les haga pensar en la existencia y en la utilidad de esos marcadores: «en primer lugar», «también»… De nuevo, no se trata de explicar que hay un cierto número de marcadores, sino de mostrar (hacer visible) cómo pueden ser identificados y usados.
Por supuesto, esta experiencia con los marcadores será más valiosa si los alumnos experimentan que gracias a esa atención renovada al texto es más fácil afrontar el resto de las tareas escolares. De forma más clara: la razón más poderosa para reparar en la importancia de conectores o marcadores como «un segundo problema» (que nos permite saber que ya se ha expuesto unproblema y se van a exponer otros), es que resultan vitales para intentar comprender asuntos como por qué se hundió el imperio romano al final del siglo V o se configuró el reino de España diez siglos más tarde (¡¡dos problemas apasionantes!!). Así, quien fracasa en la comprensión de esas dos nociones históricas (en parte, sin duda, por problemas en la lectura) se despega también y sin querer de las sutilezas del lenguaje escrito, lo que a su vez irá limitando su capacidad para adentrarse en otras nuevas nociones y le alejará aún más de los textos. Y más importante aún, conseguir comprender esos contenidos escolares les sirve para alcanzar objetivos llenos de sentido.
El resto de las estrategias de comprensión comúnmente propuestas figuran en el Cuadro I. Por ejemplo, autocuestionarse consiste en hacerse preguntas uno mismo sobre lo que se ha leído (¿Qué es un calzado deportivo?, ¿Por qué es bueno que sujeten los tobillos?) y en valorar qué tipo de preguntas son más relevantes (¿Es igual de relevante respecto del texto del calzado preguntarnos qué es un calzado deportivo o por qué es importante que los calzados deportivos sujeten la articulación del tobillo?). La estrategia de visualizar tiene que ver con técnicas para representar los contenidos y las relaciones que cabe establecer entre esos contenidos derivadas del texto: creación de mapas conceptuales, esquemas, etc. Predecir, como se indica en el cuadro, consiste en aprender a anticipar qué contenidos son probables atendiendo a lo leído.
Hemos venido insistiendo en que operar estratégicamente es costoso en sí mismo. No es algo que se adquiera de un día para otro, sino un tipo de actividad que necesita ser suscitada diariamente para afrontar las tareas de la vida escolar. Pese a ello, no deja de llamar la atención la dualidad de imágenes que emergen de la investigación educativa. Cuando se trata de proponer nuevas formas de emprender la práctica educativa, la imagen que se proyecta es que con esas prácticas el alumno se implica más, está más motivado, es más activo y más autónomo... ¡Un mundo feliz! Pero cuando se analiza la interioridad de lo que supone ser activo, implicarse más, estar más motivado..., lo que encontramos es más bien un alto nivel de atención sostenida, algún grado de renuncia y una fuerte dosis de autodeterminación. Algún día habría que coordinar las dos imágenes, pues en caso contrario será difícil que un profesor pueda interpretar cabalmente lo que acontece cuando se adentra en esa senda que se le propone: ¡¡puede que de entrada no sea bien recibido!!
Esto nos lleva a una última reflexión. Por supuesto, saber qué se puede o qué se debe hacer es imprescindible para cambiar la práctica educativa, pero igual de importante es saber qué es lo que realmente se hace (esto es: qué es lo que cada uno como profesor hace realmente cuando utiliza un texto en el aula). La razón es muy sencilla de entender: para introducir cambios en lo que uno hace debe saber en qué consiste eso que está haciendo, de la misma manera que para entender un texto, el lector debe tener presente qué es lo que ya sabe de ese texto. De igual modo, aunque resulta más atractivo reunir los tres principios instruccionales de los que hemos hablado (visibilidad, currículo y sentido), la capacidad de cambio que podemos asumir es limitada y habremos de conformarnos con dar pequeños pasos. Por esa razón, deberíamos plantearnos muy seriamente la necesidad de anticipar qué tipo de cambios son más factibles.
Desgraciadamente, aunque hay un amplísimo número de trabajos en los que se prescribe cómo sedebe enseñar estrategias o proponer experiencias de aprendizaje llenas de significado y sentido, escasean los que describen lo que profesores «normales» realmente llevan a cabo respecto de estas metas, y brillan por su ausencia los que aclaran las dificultades de quienes intentan dar un paso para ser más reflexivos, estratégicos o significativos. En estas condiciones el cambio se vuelve difícil incluso en el caso de que los profesores tengan un empeño real por cambiar sus prácticas. Hemos llevado a término estas ideas en dos ámbitos diferentes: el del asesoramiento (Sánchez, 2000) y el de la enseñanza de estrategias de comprensión (Sánchez, Rosales y Suárez, 1999). Y en los dos casos, hemos identificado la existencia de obstáculos que dificultan consolidar los cambios, esos cambios que, por lo que se ve, no nos cuesta mucho trabajo proponer… a los demás.

http://www.plec.es/documentos.php?id_documento=138&id_seccion=9&nivel=Secundaria


Cuadro I
Propuesta comúnmente aceptada sobre qué y cómo enseñar para desarrollar la comprensión lectora. 
Qué enseñar (estrategias)
  • Predecir
  • Pensar en voz alta.
  • Operar con la estructura de los textos.
  • Visualizar la representación del texto.
  • Resumir.
  • Autocuestionarse.
  • Crear metas de lectura, supervisar y evaluar.
Cómo enseñar (enseñanza explícita)
  • Definición explicita de estrategias: «Una predicción es…»
  • Modelado del profesor: pensamiento en voz alta: «Voy a hacer una predicción: a ver me están hablando hasta ahora de….; bueno, yo creo que aún no han terminado de hablar de este punto así que yo creo que tiene que seguir hablando del mismo. A ver, voy a ver si es cierto».
  • Uso colaborativo de la estrategia: «Vamos a predecir juntos. A mí me parece que… ¿Y a ti…?»
  • Uso independiente de estrategias.
Situaciones educativas
  • Leer mucho.
  • Leer textos por razones auténticas: sentido.
  • Experimentar diferentes tipos de géneros.
  • Acompañar la lectura con comentarios de alto nivel de calidad acerca del texto.

Personal de la institución


Joaquín Ernesto Déctor Alacio (Director)
------------------------------- (Subdirector)
Rafael Vivián Hernández (Coordinador de Actividades Académicas)
Sergio Mora Díaz (Coordinador de Actividades Tecnológicas)
María de Jesús Sandoval Acevedo (Coordinadora de Servicios Educativos Complementarios)
Gabriela Vicuña Heredia (Trabajadora Social)
Isaura Mirón Jácome (Contralor)
Herla Quevedo Uribe (Servicios Educativos Complementarios)
Gerardo Joachín Alejandre (Servicios Educativos Complementarios)
Rodolfo Hernández Velázquez (Servicios Educativos Complementarios)
Luis Rodolfo Sosa Landa (Servicios Educativos Complementarios)
Francisco Javier Del Río Ojeda (Servicios Educativos Complementarios)
María Elena Hernández Vázquez (Laboratorista)
María del Carmen Isabel Castro García (Bibliotecaria)
Hortensia Maza Fernández (Asistente Administrativo)
María del Pilar Reyes Ramírez (Asistente Administrativo)
María Cristina Morales Baltazar (Asistente Administrativo)
Oscar Benítez Hernández (Asistente Administrativo)
Elizabeth Reyes Ramírez (Servicios Generales)
Jorge Arturo Cobos Zepeta (Servicios Generales)
José Leonel Del Valle (Servicios Generales)
Yolanda Morales Ramos (Servicios Generales)
Elizabeth Montes Bernardo (Servicios Generales)
Andrés Domínguez Lara (Servicios Generales)

Personal docente
Español
Cristina Juárez Rojas
Jahel Pérez Vivanco
Adán Cabral Sanguino

Matemáticas
Brenda Edith García Aburto
Taide Gómez Sánchez
Manuel Montiel Ortega
Rafael Vivián Hernández
Carlos Alberto Bautista Heredia

Ciencias
Rosa Edna Hernández Sánchez
Raquel Hernández Álvarez
Roberto Maciel Figueiras

Ciencias Sociales
María Isabel Regalado Díaz
Blascinia Rojas Ortega
Raúl Montes Bernardo
Gabriel Ramírez Sánchez
Daniel Vivanco Clavel

Inglés
Viridiana Mancilla Palacios
Luisa Angélica Blanco Cano

Artes
Jehieli Pliego Gastelú
Daniel Ramírez Silva

Educación Física
Itzel Martínez Martínez
Luis Fortino Morales Sánchez

Actividades Tecnológicas
Maribel Bautista Heredia (Secretariado)
Guadalupe Ortiz Escudero (Informática)
Adriana Maciel Figueiras (Industria del vestido)
------------------------- (Contabilidad)
Bernardino Fernández Villa (Dibujo Técnico - Industrial)
Juan Patricio Navarrete Solano (Electricidad)

COMUNICADO 061.- CONCLUYE APLICACIÓN CENSAL DE ENLACE 2012



México, D.F., junio 7 de 2012.

Se reporta una cobertura estimada nacional del 94.4% de las escuelas programadas, de las 32 entidades federativas.

Los resultados se harán públicos a principios del próximo mes de septiembre.

Concluyó, hoy jueves 7 de junio, la aplicación de la Evaluación Nacional de Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE), en los planteles de educación secundaria y con ello, la evaluación censal a más de 120 mil escuelas públicas y privadas de las 32 entidades federativas.  

Se estima una cobertura a 123 mil 40 planteles de un total de 130 mil 409 programados, es decir, 94.4%. Los resultados se harán públicos a principios del próximo mes de septiembre.

En el estado de Oaxaca se aplicó la prueba al 100% de los cursos comunitarios del Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), administrados por la Secretaría de Educación Pública; en el estado de Michoacán la cifra superó el porcentaje histórico alcanzado por la entidad (50%), llegando a más del 60% de los planteles de educación primaria y secundaria programados.

Mañana, viernes 8 de junio, 124 mil alumnos de todo el país, seleccionados aleatoriamente, presentarán una prueba completamente distinta, pero que evalúa los mismos contenidos. Este ejercicio, que se realiza cada año, permitirá la mejora continua de la prueba.

Secretaría de Educación Pública
http://www.sep.gob.mx/es/sep1/C0610612